Otro rasgo destacable de este manuscrito es que contiene varias ilustraciones profanas en los márgenes —en una ocasión es incluso obscena— sin relación con el texto. Seguramente, el uso predicador de dominicos y franciscanos, plagado de exempla y fabliaux, tiene algo que ver con este fenómeno que aparece en otros manuscritos. Es también una muestra más de las estrechas relaciones entre las comunidades judía y cristiana.
Este tipo de ilustraciones profanas en libros sagrados tiene que ver con cierta forma de provocación por contraste. Su descifrado simbólico en ocasiones es dudoso y su aparición puede deberse al capricho de la imaginación del artista para aligerar la rutina cotidiana.
Así, por ejemplo, en la parte inferior del folio 46 del vol. I de nuestro manuscrito, el frontispicio del Libro de la Adoración, vemos una escena del Roman de Renard: la zorra que ha robado un ganso (aquí un gallo) es perseguida por una mujer blandiendo un huso. Ligado a la escena procaz del margen superior, un arquero que lanza una flecha al trasero desnudo de un hombre inclinado hacia adelante, uno no puede sino imaginar un momento de desahogo del iluminador, cansado de las muchas horas de trabajo.
Igual ocurre en ocasiones con el compositor de entradas de una enciclopedia que puede inventarse un personaje, o con el lexicógrafo que introduce un voluntario gazapo. En todo caso, evidencia un momento contrastado de prosperidad y tolerancia que tuvo su clímax entre 1050 y 1150 para desaparecer en el siglo XIII. En este ambiente de disminución de la tolerancia fue redactado el manuscrito, unos pocos años antes de que los judíos fueran expulsados de Francia en 1306, y seguramente fue llevado a Colonia por una de las familias fugitivas.
Otro de los manuscritos contiene ilustraciones de animales. Es el Malmad ha-talmidim, los sermones filosóficos de Jacob ben Abbamare (Jacob Anatole) (MS Kaufmann A 287), procedente de Rimini de fines del siglo XIV, de una viveza que anuncia la renacentista joie de vivre.
En una copia en dos tomos de la Misneh Torah, de 1310 (MS Kaufmann A 78) vemos un león sentado sobre una bóveda flanqueado por dos torres mientras la figura barbada de Maimónides tocado con un gorro en punta aparece bajo el arco central. En el espacio del título superior cuatro perros caza un ciervo, observados por un conejo sentado. En el compartimento inferior, de izquierda a derecha, un hombre está a punto de golpear a un cuadrúpedo con un hacha, una cigüeña, y Sansón con el león, mientras a la izquierda una lechuza observa a un oso (?) que lame la miel de una jarra.
Otros manuscritos muestran la curiosa representación de mujeres con cabeza de animal. Se han dado multiples interpretaciones a esta peculiaridad iconográfica sin llegar a conclusiones firmes. Se ha dicho que puede haber algo de sentimiento antijudaico oculto por parte de iluminadores cristianos (que también estaría en la representación de otros animales), pero es muy difícil creer que los judíos no percibieran este significado ni se sintieran aludidos y molestos si así fuera.