3.3. Mishneh Torah (MS A 77)

Un grupo especial lo forman algunos manuscritos hebreos iluminados, procedentes mayoritariamente de los hermanos Trieste, de Padua y que, por su especial valor, pagó y donó a la Academia directamente la suegra de Kaufmann.

Debe destacarse aquí el in-folio de Maimónides Mishné Torá, en cuatro tomos. MS Kaufmann A 77), una obra maestra absoluta del arte medieval hebreo. Se copió en el noreste de Francia y se completó en 1296.

De sus espléndidas ilustraciones escogemos aquí una a causa de un descubrimiento reciente. Al pie del frontispicio del Libro Duodécimo “El Libro de las Donaciones y las Adquisiciones”, vemos a Moisés entregando las Tablas de la Ley al pueblo de Israel.

Dios arrancó el Monte Sinaí y lo puso al revés sobre los israelitas para forzarlos a aceptar la Ley y sus pesadas obligaciones. La ilustración muestra a Moisés enseñando las Tablas de la Ley a los israelitas, cuyas cabezas aparecen saliendo de una apertura de la montaña.

Hacia 1984, Evelyn M. Cohen descubrió que detrás de la presente ilustración hay otra que muestra “una figura nimbada. [...] La forma a la derecha está algo más elevada que Moisés y ambos sostienen conjuntamente las Tablas”. La escena de Moisés recibiendo las Tablas solo pudo haberla pintado un artista cristiano ignorante de que en el judaísmo está prohibido representar a Dios. Debió recibir solo someras indicaciones sobre como ejecutar la iluminación, que llevaría a cabo como le pareció conveniente. Al descubrirse el error se repintó encima la que hoy vemos. Solo permaneció visible la mano de Dios, forma posible, pero relativamente excepcional en el arte judío, de representar su presencia. En la Colección Kaufmann hay otro ejemplo de evitación de la representación de Dios. En el Ulm Mahzor (MS Kaufmann A 383, f. 177r) Moisés recibe la Tora: “Moisés está arrodillado en la ladera del Sinaí con dos Tablas rotuladas Torah. Mira hacia la arqueada bóveda del cielo, con rayos encima, una estrella en su interior y nubes debajo.”  En una breve nota sobre esta ilustración, Kaufmann menciona la mano de Dios, aunque no se ve por ningún sitio.

Otra característica de esta iluminación sugiere que el artista era cristiano. Originalmente había retratado a Misés con dos cuernos que luego intentó eliminar: las huellas de la raspadura son visibles en su transformación en mechones de pelo. El Moisés con cuernos deriva de unos pasajes de la Vulgata (Ex 34:29, 35) y es habitual en el arte medieval cristiano de Europa Occidental.